Al despertar la mañana, parte desde la Estación de Ferrocarril de Salta con destinos de alto vuelo. Adrenalina y emoción, el Tren a las Nubes constituye una excursión a través de una impresionante obra de ingeniería que logró en el Siglo XX superar los accidentes geográficos de la zona.
Imagen – Gentileza de la Secretaria de Turismo de Nacion
La majestuosidad del altiplano argentino se hace presente a la mirada de los pasajeros apenas comenzado el recorrido. Poco a poco el tren irá ganando altura transitando puentes, viaductos, túneles, curvas y rulos; y haciendo saltar el corazón de quienes se atreven a vivir esta inexplicable experiencia.
Un zigzag permanente diferencia a éste de cualquier otro ramal de alta montaña. Constituido por ocho vagones de pasajeros, uno de comedor y uno para enfermería, el Tren a las Nubes asegura la comodidad y seguridad de todos aquellos que deciden ocupar alguno de sus asientos.
Tres tipos diferentes de climas se atravesarán a pocos minutos de iniciar la travesía: sub- tropical serrano con pocas precipitaciones, semi- desértico, y desértico. Campo Quijano será la primera estación, donde podrá contemplarse la reconocida Quebrada del Toro. La estación El Alisal, ubicada a 1807 m.s.n.m, será la siguiente, y desde allí, el tren se alzará 54 metros.
El paisaje divisado a través de la ventanilla no encontrará palabras para ser descrito. Las estaciones Chorrillos, Ingeniero Maury y Gobernador Solá, todas a más de 2 mil metros de altura, son testigos diarios de la diversa variedad de colores que exhiben las montañas situadas junto a ellas: rojos, verdes, rosados, amarillos, blancos y grises, fiel reflejo de la multiplicidad de minerales que esconden.
El tren continuará su camino internándose en un laberinto de formas que lo sacará del valle y las mesetas desérticas. El primer rulo habrá llegado entonces para hacer golpetear el pecho de los pasajeros desprevenidos.
Estación tras estación el contexto irá modificándose constantemente hasta llegar al punto final del recorrido en el kilómetro 1350, donde se encuentra el viaducto La Polvorilla a 4.200 m.s.n.m. En este punto el Tren estará exactamente entre Nubes, sin barandas, sobre el abismo, provocando sensaciones maravillosas en quienes permanecen asombrados en su interior.
El regreso a la capital salteña anunciará el final de unas 14 horas de viaje por un mundo que pareciera ser de fantasía.
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