Tucumán tiene un especial atractivo turístico debido a sus extraordinarios y contrastantes paisajes, con una belleza natural intacta y una rica historia cultural que conjuga la herencia aborigen, el legado colonial español y jesuítico y el presente de una intensa vida social, artística y académica.
Un imperdible de la provincia, en el área central del Valle Calchaquí, es la Ruta del Vino. Zona vitivinícola por excelencia unificada por la Ruta Nacional Nº 40 y la Ruta Provincial Nº 307 que recorre aproximadamente 100 km.
Su clima es frío en invierno, caluroso en verano y se caracteriza por ser una zona seca. Tiene una alta exposición al sol, aproximadamente 350 días del año son soleados con vientos permanentes de norte a sur los cuales propician el crecimiento óptimo de las uvas. Su suelo es franco arenoso, permeable, limpio y profundo en toda su extensión, alcalino pero no salino y representa una de las zonas de producción vitivinícola más altas del mundo.
Los viñedos en el valle se plantan desde el siglo XVI pero recién a partir de fines del siglo XIX se elaboran vinos para el mercado. A partir de 1910, se amplió la superficie de viñedos gracias a canales de riego y represas llegando así, en 1934, a una superficie cultivada de 83 hectáreas registradas en Colalao del Valle.
En la actualidad, las variedades implantadas en Tucumán son: Torrontés, Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Syrah y Tannat. Los mismos, resultan vinos de alta calidad, muy concentrados, estructurados y con buen aporte de alcohol.
Los viñedos se trabajan con una modalidad orgánica, con abonos naturales de guano y aporte de residuos de otras producciones agrarias. Las conducciones son en parrales para las variedades blancas, evitando la exposición directa al sol y en espalderos para las tintas.
El riego de los viñedos se realiza por goteo en la mayoría de los casos, aunque también se aplica el riego por manto. Siempre se utiliza agua pura de deshielo, lo cual favorece a la pureza de la uva.
En este último año se inauguró “Los Amaichas”, la primera Bodega Comunitaria en la zona de Amaicha del Valle. Se trata de la Tercera Bodega en el mundo que pertenece a una comunidad indígena. Y la tenemos en Tucumán, en manos de la Comunidad Indígena de los Amaichas.
Amaicha del Valle es internacionalmente conocida y es el poblado más cercano a las Ruinas de Quilmes. Esta tierra de coplas, cantores y sol durante 360 días al año hace posible el desarrollo de la actividad vitivinícola. El proyecto para armar esta bodega comunitaria, primera en el país y tercera en el planeta, única en América del Sur, comenzó en 2011.
Cuenta con un diseño particular que representa las casas propias del periodo prehispánico, arraigado en el inconsciente colectivo. La edificación estuvo en manos de comuneros que utilizaron el pircado como técnica ancestral de elevación de muros para el desarrollo de los habitáculos circulares interconectados. Su construcción se caracteriza por la permanente interacción con la naturaleza.
En este proceso también participaron arquitectos de diferentes provincias, desde Tucumán a Mendoza. Los profesionales se reunieron para el diseño de las instalaciones, todo bajo la supervisión de los miembros de la Comunidad de Amaicha. Los materiales, naturalmente, fueron extraídos de la zona.
A continuación encontrarás un mapa con el circuito de bodegas en Tucumán.
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