Este increíble y a la vez misterioso desierto se encuentra ubicado en el centro oeste de la provincia de La Rioja. Con sus paredones inmensos conforma un gran cañón, verdadera joya rojiza que hipnotiza desde el primer momento que se posa la vista en él. Por supuesto un paisaje tan único y abrumador no podía pasar desapercibido y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad, junto al Parque Provincial Ischigualasto, ubicado a unos pocos kms. de distancia.
El Parque se extiende por unas 215 mil hectáreas conformando un horizonte único de esplendor y majestuosidad, además el lugar se identifica fuertemente con la historia de los dinosaurios, aquellos animales gigantes que aún dan vida a historias increíbles. Sus restos fósiles ha sido encontrados y analizados por investigadores.
El lugar se re recorre con guías autorizados, mediante diversos medios como la bicicleta, vehículos, incluso a pie.
El tiempo y la erosión han dejado regalos de la naturaleza, tallados en estos inmensos paredones, muchos de ellos han sido bautizados como: la Chimenea, el Monje, el Ascensor, Los Cajones y la Catedral.
En el recorrido que puede durar hasta 5 o seis horas, se encuentran con paisajes bellísimos como lechos de ríos secos, dunas rojizas y pampas de arena pobladas de guanacos. La noche regala un espectáculo aparte, la luna llena puede observase en su esplendor, generando un hermosísimo contraste entre las sombras rojidas del caer de la tarde.
Definitivamente asombroso, el Parque Tampalaya es un destino que hay que conocer.
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