Este espacio pone a resguardo un valioso ecosistema que se caracteriza por los pastizales pampeanos, lagunas y arroyos sonoros, juncales y talas altísimas, una seguidilla de sauces y dos bosques de sarandí colorado.
La fauna que allí reside también se encuentra a resguardo: los lobitos de río, zorrinos, escuerzos chicos, y otros más corrientes como comadrejas, liebres, coipos, zorrinos, anfibios, reptiles y unas 155 especies de aves, forman parte de un paisaje natural y agreste.
Ubicado a unos pocos kilómetros de las rutas 8 y 25, son más de 300 hectáreas que se recuestan sobre el río Luján que se pueden recorrer caminando o en canoa, acompañados de una guía cuyo relato resulta didáctico y recreativo del principio al fin. Cambian las sensaciones, emociones y percepciones cuando se conocen datos que pasan imperceptibles en una primera instancia pero que se convierten en un tesoro desde el momento que se develan. Aparecen gavilanes que planean sobre el agua, chajáes, espátulas rosadas, cigüeñas que vuelan en círculo y los clásicos cisnes.
Todo es un espectáculo que se esparce de a poco a medida que uno se adentra para descubrir que allí reside un mundo aparte.
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