Muy cerquita de la capital Misionera, a unos escasos kilómetros se encuentra un poblado llamado Santa Ana, rodeada de un entorno selvático fantástico que permite explorar y disfrutar a través de sus senderos y miradores. Allí se encuentra además el Parque de la Cruz, un destino turístico maravilloso que se conecta además con lo religioso. La identifica al llegar una enorme cruz que se avista desde lejos.
Está organizada por sendas, por ejemplo recorriendo la primera se puede interpretar la naturaleza, identificando especies, apreciar el clima cálido que reverdece las plantas y les permite expresarse en esplendor. Además haciendo el recorrido se encuentran vertientes de agua naturales que le otorga una nueva magia al paisaje.
El segundo itinerario está signado por espacios religiosos, siete estaciones dedicadas a la oración.
También poseo un museo, un auditorio y dos exóticas propuestas: un mariposario y un orquideario.
El mariposario habilita el aprendizaje sobre la vida de las mariposas, su alimentación y formas de reproducción, estilos de vuelo, etc. En el orquideario se exhiben especies bellísimas de esta planta cuya flor no deja de fascinar. Se puede aprender la forma de cuidado y cultivo.
Al llegar a la zona de más altura se puede conocer el Teatro de la Selva, donde siempre hay espectáculos. También se encuentra una galería de exposiciones y locales de servicio gastronómico.
En este sector al que se puede llegar a través de un ascensor vidriado, se puede obtener una panorámica de trescientos sesenta grados. De noche esta vista es espectacular, ya que la cruz mayor se ilumina volviéndose una atracción más que espectacular.
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