El auge portuario de la ciudad focaliza en este punto geográfico la mirada de quienes recorren Rosario, su ritmo y su estética le imprimen un sello único y atrapante. Para recorrerlo se puede partir del lugar donde se colocó la piedra fundamental del Puerto, instalada en el año 1902. La calle empedrada, los verdes que la bordean, enmarcan el emblemático lugar desde donde se accede al sitio exacto donde se construyó también el primer muelle. Si se atiende al piso los rieles del tren se asoman delatando los senderos que recorrían las mercancías desde los galpones hasta las embarcaciones. Testimonios de historia aparecen en uno y otro lado.
Si se quiere recorrer desde una vista diferente y privilegiada se puede hacer un recorrido en barco, el panorama del río como marco y a lo lejos la dinámica de una ciudad que no descansa es increíble.
Muy cerca, a unas cuadras al norte, yendo hacia el Puente Rosario-Victoria, se presenta el balneario La Florida y unos pasos más adelante aparece una cantina de pescados que tienta de primera. Siguiendo el recorrido lentamente, contemplando el escenario aparecen después las escalinatas que indican que has llegado al sitio de las galerías de arte y el anfiteatro. Una propuesta aparte ya abre un abanico de posibilidades de recreación, cultura y arte.
El puerto continúa siendo un punto destacado de la ciudad, por su encanto, por su historia, por su impronta, por su arte…
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