En la zona de la sierra de Comechingones, cuando el sol comienza a bajar, nuevos colores cobran un protagonismo merecido de presenciar. Ocres y rojos intensos vibran de manera increíble, haciendo de marco al paisaje natural atravesado por los vuelos entrecruzados de aves. Allí también se aventuran parapentistas que se lanzan al aire, ilusionados por disfrutar de este paisaje inconmensurable.
El cordón serrano se extiende por Merlo, remojando con sus arroyos en pendiente, los límites de la ciudad, y da vida a pequeños y maravillosos espacios naturales de cascadas de agua fresca y cristalina. Mientras las plantaciones de hierbas serranas, aromatizan el lugar, que puede ser recorrido incluso en bicicleta gracias a un moderno circuito de cicloturismo o en caminatas por senderos de interpretación de flora y fauna. Merlo se puede disfrutar desde cualquier actividad.
Otra belleza que hay que visitar en el Mirador del Filo, un balcón natural a unos 2150 metros sobre el nivel del mar donde el horizonte se ensancha hasta el infinito.
Estos atrapantes paisajes no han pasado inadvertidos para amantes del arte y fueron inspiración de la literatura de poetas y al cancionero de autores como Agüero, cuyo hogar se ha convertido en museo para visitar. Porque además de paisaje Merlo cuenta con un circuito histórico muy bien organizado y que comienza con la plazoleta Marqués de Sobremonte, la Capilla del Rosario (que data de XVIII), otros museos, el Monasterio Belén y la Gruta de Lourdes.
Para que los visitantes puedan además disfrutar de la vida nocturna de la ciudad, la cartelera de espectáculos enciende la vida de la plaza Sobremonte, un escenario también adaptado para las obras de teatro que se ofrecen los fines de semana. Allí se desarrolla la conocida fiesta de la Luna Llena, un escenario previo al renombrado Festival Nacional Valle del Sol.
Merlo es de esas ciudades que vale la pena conocer.
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