Construido originalmente para albergar la sede del diario La Prensa, el edificio que ocupa actualmente la Casa de la Cultura fue inaugurado en 1898 y fue autoría de los arquitectos Hainza y Agote.
Reflejando el estilo academicista francés, su fachada tiene rasgos de otras esplendorosas construcciones como Opera de París y el Casino de Montecarlo.
Una cúpula corona su techo y por encima una escultura denominada “La Farola”, representa la libertad de expresión.
En su interior, el Salón Dorado es uno de sus tesoros más preciados: con tapices traídos de Francia; majestuosas tallas doradas; un juego de espejos único; un balcón para orquesta; un escenario con todo lo necesario para disfrutar de un espectáculo; se impone como uno de los auditorios más pintorescos de la ciudad.
En el lugar se puede disfrutar de talleres de música y danza, conferencias y congresos, visitas guiadas, entre muchas propuestas más.