Una simbólica cruz permite ubicar fácilmente el cerro de caliza que, alzado sobre el noroeste de la ciudad, habría sido escenario de una cruenta batalla cuando Victoria aún no era Victoria, sino tierra de minuanes, chanáes, timbúes y charrúas, que libraron tensa resistencia a la ocupación de ella por parte de los españoles.
Actualmente la cruz mayor y otras cruces menores conforman en el cerro de la leyenda el vía crucis que cada Semana Santa recorren cientos de fieles.