El valle inferior del
río Chubut rompe con lo inhóspito del paisaje patagónico, liberando a la vista el agradable entorno de
Gaiman. Verdes en amplia gama para el sur argentino, y un apacible curso de agua, dibujan el horizonte de esta ciudad que sobresale, además, por la riqueza histórico- cultural resguardada en su territorio.
Sede del primer gobierno comunal patagónico,
Gaiman conserva sin modificaciones relevantes el idioma, las costumbres y hasta la arquitectura que los pioneros galeses trajeron consigo desde su tierra de origen. Lo cual llega a comprenderse más acabadamente tras un recorrido por su
Museo Regional, la
Primera Casa, el
Ex Túnel del Ferrocarril y las
capillas que integran el más frecuente circuito.
Pero aún queda más, porque nadie puede retirarse de Gaiman sin probar el típico té galés y las maravillosas tortas y tartas de igual procedencia, que se sirven pintorescamente en las variadas
Casas de Té existentes en el lugar.
En cercanías a
Gaiman se alza
Dolavon, un poblado con el cual comparte la razón de ser de las tradiciones, la tranquilidad reinante, la apariencia rural y la cordialidad de los residentes. En ambos, las chacras se dedican al
agroturismo, y la imagen muestra cultivos de frutas finas, granjas educativas, barreras contra el viento de álamos, y engorde de ganado.
Es por lo demás común que distinguidas excursiones, como la que lleva a visitar la magnífica pingüinera de
Punta Tombo, se complementen con visita a estas localidades de
Chubut, donde se han hallado importantes restos fósiles constituyentes en la actualidad de reconocidos
parques paleontológicos.