Subsidiario de los atractivos de esta ciudad rionegrina que además le debe su nombre, el Colorado nace como un verdadero río de montaña en la precordillera, originado por la unión de dos cursos de agua de gran importancia: el Barrancas y el Grande.
Naturaleza y obra humana han sabido articularse adecuadamente en el río Colorado. Así, dos diques de contención ubicados aguas arriba propiciaron el control de las elevaciones del caudal en temporada estival, permitiendo la práctica de múltiples actividades deportivas y de esparcimiento, entre las cuales destacan el kayakismo de velocidad y el canotaje recreativo.
A la altura de la ciudad, el río Colorado es perfectamente navegable para embarcaciones de pequeño porte, entiéndase lanchas, gomones, motos de agua, haciendo propicias entretenidas excursiones y la práctica de esquí acuático, entre otras disciplinas.
