Impactando por la belleza de su arquitectura, la Catedral Basílica de Salta es uno de los edificios de antaño que vale la pena visitar en esta ciudad norteña. Su construcción fue culminada el 1882, luego de varias décadas de intenso trabajo. Imposible no admirar en su interior el imponente altar, creado por el padre Luis Giorgi y los detalles en metales preciosos como el oro.
Todos los años, cada 15 de septiembre, este templo recibe a miles de devotos del Señor y la Virgen del Milagro, patronos tutelares de Salta, a quienes una atrapante historia les atribuye el prodigio de haber detenido los terremotos que asolaron la ciudad en 1692.
Al recorrerla las sorpresas no dejan de aparecer una tras otra: El Panteón de las Glorias del Norte es una de ellas. Fue creado para guardar las cenizas de los Generales Güemes, el incorruptible, Alvarado el ecuánime y Arenales, el austero. En la actualidad también alberga los restos de los guerreros de la Independencia, entre los que encontramos a Facundo de Zuviría, Martina Silva de Gurruchaga -Generala del Ejército de la Patria- y al soldado desconocido.
Debido a su importancia y características, la Catedral salteña fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941 asegurando su conservación para generaciones venideras.