La torre del templo de San Carlos Borromeo luce cuatro campanas dueñas de repiqueteos que se han convertido en sonido característico de la localidad. Una de ellas, la más vieja, fue construida en 1889. Las tres restantes, fueron adquiridas en 1904 en la Fábrica de Campanas Bellini, una productora local. La fábrica “Luis Bellini y Cía”, es la única en toda Sudamérica que continúa utilizando un procedimiento de más de tres mil años de antigüedad en la fabricación. Se trata del denominado método “a la cera perdida”, por el cual se producen campanas tan especiales que la nota de cada una puede conocerse al momento de la elaboración del molde.