Privilegiada con un clima serrano saludable que recibe al turismo en todas las épocas del año, y surcada en su centro mismo por el cauce del
río Cosquín que la colma de atractivo,
Santa María de Punilla surge entre las Sierras Chicas al este y las Sierras Grandes al oeste, bien cerquita de los más concurridos destinos turísticos del valle.
Además de su ambiente agradable y su paisaje encantador,
Santa María de Punilla conserva atractivos que cuentan su pasado, como la
Capilla San Roque, los restos del primer
molino hidráulico, y el sombrío edificio que albergara al
Centro Tisiológico de prestigio nacional y americano.
Si bien
Santa María de Punilla es un sitio con poca población estable, se halla totalmente preparado para la recepción del turismo. Posee hospedaje adecuado a todos los niveles económicos, restaurantes, casas de comida, y propuestas orientadas a diversas preferencias.
Los días de playa en las inmediaciones del
balneario municipal y el
camping enclavado en sus costas, nada tienen qué envidiar a otros sitios costeros. Otra opción característica la constituyen los deportes al aire libre y los paseos en familia por el centro de la ciudad. Igualmente llamativa resulta la
Fiesta Provincial de la Avicultura que, cada año, durante el mes de enero, invita a degustar platos exclusivos y disfrutar de espectáculos artísticos.
La historia de
Santa María de Punilla se remonta al 25 de junio de 1585, cuando Luis de Abreu de Albornoz recibió estas tierras, por entonces conocidas como
Valle de la Buena Vista, y al tiempo las empleó para la producción de cultivos y animales.
Pero sería el clima bondadoso de la región el que convertiría a
Santa María en un lugar óptimo para tratar enfermedades pulmonares, y con ello impulsaría el desarrollo de la localidad.
Así puede decirse que la
Estación Climatérica Santa María, un sanatorio para tratar la tuberculosis, inaugurada en 1900, fue impulsora del poblado cuyos orígenes se remontan al siglo XVI.