La tierra donde afloró la localidad de Almafuerte formaba parte de la estancia La Ventura, que se desprendía de otra más antigua: El Salto, estancia fundada 300 años atrás por los antepasados del doctor Pedro Molina.
Pedro Molina fue jurisconsulto, político y periodista, y fue también quien luchó para conseguir que la línea del ferrocarril pasara por la zona, además de proyectar en el lugar un canal de riego que hasta la actualidad causa admiración, y por el cual los campos improductivos de su propiedad se convirtieron en un huerto de alfalfares y viñedos.
Con estos avances, Molina decidió fundar un pueblo, para lo cual diagramó el plano y llevó a cabo un loteo de tierra. Cada lote incluía el compromiso del fundador de proveer de agua corriente al comprador, convirtiendo así a Almafuerte en uno de los pocos pueblos que al momento de nacer ya contaba con tan importante servicio.