Detenido en el tiempo, en el noreste de Buenos Aires, el pueblo de Carlos Keen añade su atractivo al turismo creciente del partido de Luján. Su belleza pintoresca y su tendencia a conservar las costumbres, le han valido dos declaraciones: de Interés Turístico Provincial y de Interés Histórico Nacional.
Las pocas cuadras que componen el poblado de Carlos Keen, rodean la estación de trenes que las vio nacer. Allí se concentran los escasos 500 habitantes de la localidad, residentes de casas antiguas con amplios patios floridos que contribuyen a la esencia tranquila y tradicionalista del lugar.
Carlos Keen es un pueblo gastronómico. Empanadas, pastas de la abuela, picadas, escabeches, carnes varias al asador, parrillada de verduras, son algunos de sus sabrosas especialidades. Pero además de estas delicias gustativas, los restaurantes del pueblo atrapan con la calidez de sus estructuras y fachadas de propiedades clásicas que atesoran la impronta de viejos esplendores.
La Iglesia San Carlos Borromeo es otro de los atractivos ineludibles de Carlos Keen, máxime en el mes de noviembre cuando la Fiesta Patronal embebe de mística a los corazones keenenses y estremece los sentidos de los turistas expectantes. Todo ocurre de modo espontáneo: el Santo Patrono es transportado en carreta por las calles del pueblo, acompañado por jóvenes a caballo que visten las ropas más típicas del campo argentino, mientras la población se reúne frente al templo luciendo sus mejores galas. Así se repite cada año, con igual devoción.
Frente a la iglesia, una plaza; y apenas más allá la estación, la feria de artesanos, el Museo Rural; el jardín de Noideé, su Casa de Té y sus relatos lugareños. Un bello paisaje natural con rasgos urbanos, siempre tranquilo, siempre seguro, cordial, respetuoso y tradicionalista.
Si el viajero desea pernoctar en la localidad y disfrutar de su encanto de antaño, puede hacerlo en cabañas, camping o estancias. En fin, Carlos Keen es una excelente opción para que la familia disfrute una escapada al campo, se deleite con pequeños placeres y quiera una y otra vez regresar.