Conformado por dos casas diferenciadas entre sí, así como por dos atrios de hospitalidad, el Monasterio de Belén y de la Asunción de la Virgen y de San Bruno invita a consagrar tiempo de descanso a la reflexión y la armonía con uno mismo.
La Casa de Arriba está reservada a la oración en soledad; la Casa de Abajo está constituida por un espacio de estricta clausura; el atrio de hospitalidad en el desierto congrega a los visitantes que desean participar de la vida solitaria y litúrgica del monasterio; y el atrio externo situado a cierta distancia aloja aquellos huéspedes que no desean permanecer en silencio y soledad.
Un interesante atractivo del Monasterio lo constituye el sector de artesanías talladas delicadamente en marfilina y dolomita por las propias monjas. También se exhiben exquisitas piezas provenientes de la sede francesa de su congregación.
Se destacan en esta morada de monjas de clausura dedicadas a la oración y la pintura de íconos religiosos, los prolijos y deslumbrantes jardines de plantas nativas de la región que reciben a la entrada.
El Monasterio de Belén yace emplazado camino a la antigua villa Cerro de Oro, hacia el sur, en el paraje Rodeo de Los Cocos perteneciente a Carpintería.