Si elige El Alcázar como destino para descansar y disfrutar, el Refugio Timbó Gigante es uno de los paseos ineludibles. Un imponente árbol, con un tronco que llega a medir 6,5 metros de diámetro, sorprende a todos los visitantes con su majestuosidad y se transforma en el hábitat de especies vegetales que aprovechan su humedad para desarrollarse.
Sus semillas alimentan a varios animales de la región, que a su vez son los encargados de transportarlas a otros sitios en los que puedan crecer y seguir regalando su sorprendente belleza.