Pueblo de principios de siglo que debe su nombre a la laguna de aguas claras que se extiende en sus cercanías. Dueña de paisajes incomparables y de una agradable calma, esta localidad del norte de Formosa es ideal para disfrutar de la naturaleza y el silencio realizando caminatas a través de sus senderos arbolados.
Tranquila y silenciosa, la apariencia de Laguna Blanca cambia rotundamente durante el mes de julio, fecha en que se prepara para recibir a la ya típica y enorme afluencia turística que llega hasta sus tierras desde los más diversos puntos del país para vivir uno de los eventos más importantes del calendario turístico: la Fiesta del Pomelo, cítrico de un sabor dulce que sólo puede degustarse por la zona.
Otros sitios interesantes de visitar en cercanías a este magnífico poblado son Paí Curuzú (Cruz del Sacerdote en lengua guaraní), un apasionante pulmón verde a la vera del riacho Porteño; y la Misión San Francisco de Tacaaglé que, un poco más distanciada, aún permite descubrir la labor de los curas franciscanos con los pueblos indígenas.
Laguna Blanca es reconocida además por ser paso obligado para quienes desean acceder al majestuoso Parque Nacional Río Pilcomayo.
Se ubica a 185 kilómetros al norte de la ciudad de Formosa.
