Hacia fines del siglo XVII, la escena desde Nono hasta Achiras era dominada por la Estancia Los Molles y el Paraje Los Hornillos, ambos separados por el cruce de un arroyo. Todo era propiedad del Gral. Bartolomé Olmedo y en 1714 el paraje pasó a manos de su hijo Enrique Olmedo, quien lo convirtió en Estancia Los Hornillos, levantando en los alrededores casas, corrales, molinos y capillas.
Al morir Olmedo padre en 1762, la parte oeste de la propiedad fue vendida convirtiéndose posteriormente en lo que hoy se conoce como Los Pozos.