Identificada con la deslumbrante
Laguna de Melincué, la ciudad homónima se emplaza en el sur de la provincia de
Santa Fe, en el departamento General López. Tranquila, cautivante y dueña de una amplia gama de posibilidades, renace a la vida respaldada por un reluciente
Casino.
Corría el siglo XIX cuando, situado a orillas de la laguna, el poblado creció dinámico y pujante al compás de la multitud de personas que llegaban para combatir en sus aguas saladas las dolencias reumáticas y los embates del verano pampeano. No obstante, la imprevisible e indominable
Melincué, repentinamente arrasó con todo lo que halló a su paso, dejando sólo ruinas.
Ahora, debido a las obras hídricas efectuadas sobre la laguna por el gobierno provincial, y gracias a las inversiones concretadas en el
Casino & Resort Melincué, la ciudad renueva las esperanzas de volver a ser un polo turístico progresista y codiciado. Desagote, limpieza y contención del nivel de la laguna; reacondicionamiento de las vías de acceso; construcción de un encantador
hotel cuya vista recoge el curso de agua y los alrededores; fueron algunas de las tareas previas al relanzamiento de Melincué como destino.
Es que la
Laguna de Melincué contiene en sus 12.000 hectáreas de extensión aguas de inimaginables propiedades curativas, y barros ideales para tratamientos faciales, de belleza y relajación muscular, que han llevado a la Cámara de Senadores de Santa Fe a declarar a la ciudad
Capital del Turismo Termal.
Actualmente se encuentra en desarrollo un proyecto cuyas pretensiones residen en rescatar el valor patrimonial de edificaciones de la zona; renovar las ofertas turísticas de esparcimiento y relax; y recuperar con esto el esplendor que tuvieran en otras épocas las ciudades de
Melincué y
Firmat, unidas por un corredor de 25 kilómetros.