San Javier se ubica a 150km al norte de la capital provincial de Santa Fe. Se encuentra emplazada sobre la costa del Rio San Javier, brazo del Rio Paraná. La ciudad es tranquila, ordenada y agradable. Durante su estadía, el turista disfrutará de unos días de descanso en pleno contacto con la naturaleza. San Javier cuenta con una amplia playa y un entorno natural ideales para disfrutar de unas placenteras vacaciones.
Imagen - Secretaria de Turismo de San Javier
La ciudad nace como una reducción de aborígenes mocovíes. En el Museo Histórico Parroquial se resguarda parte de esta historia. Allí se pueden recorrer las excavaciones que permiten ver las tapias y los cimientos de las órdenes religiosas que estuvieron en el lugar. Se puede observar además alfarería precolombina y mocoví y elementos de la época franciscana y mercedaria. Como complemento al recorrido, se puede visitar el Santuario San Francisco Javier, imponente construcción declarada Monumento Histórico de la Provincia.
En el rio se pueden practicar una gran variedad de deportes acuáticos, entre los que se destacan los paseos en piragua y kayak, el esquí y el wakeboard. La pesca es una de las actividades que más público convoca, siendo característico de la zona el amarillo, el surubí, el dorado, moncholo y el manduvé.
Imagen - Secretaria de Turismo de San Javier
El ecoturismo es una de las actividades de mayor crecimiento en estos últimos años. Debido a la diversidad de aves en la región, la zona ha sido declarada Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA SF07). La observación de aves y los circuitos de naturaleza son de gran atractivo para el turista más aventurero. Utilizando binoculares y apoyados por el guía, se pueden reconocer algunas de las diferentes aves de la zona y apreciar la diversidad de colores, plumajes, comportamientos y cantos que les son característicos.
Otra alternativa para el visitante lo constituye el Centro Piloto de Pisicultura, donde se podrán observar las actividades relacionadas con la cría y engorde de alevines o juveniles de especies nativas, como el Pacú. En este lugar se han construidos varios estanques en donde se crían los alevines. Los individuos más desarrollados se ubican en jaulas flotantes en el río, las cuales pueden ser observadas desde la costa.
