Hacia el noreste de la ciudad de Belén un circuito invita a disfrutar de jornadas saludables y sumamente tranquilas. Se trata de pequeños poblados, caracterizados por su manifestación de la historia, vestidos por la naturaleza y conocidos por las aguas termales que hacen de su territorio un atractivo destino.
Siguiendo la magnífica Ruta Nacional Nº 40 que acompaña el lecho blanco y arenoso del Río Belén, las primeras en aparecer serán las termas de La Ciénaga, con una temperatura de 30º, indicadas para la estimulación gástrica, renal y hepática. Más adelante, y luego de pasar el poblado de San Fernando, surgirá Hualfín donde una iglesia declarada Monumento Histórico Nacional, el Complejo Minero Farallón Negro, los viñedos y pintorescas serranías cautivarán por un tiempo las miradas.
Continuando por la ruta, Aguas de Dionisio ofrecerá sus baños a una temperatura de 24º, ideales para casos de reumatismo y ciática. Para acceder a ellos, el turista contará con la guía de baqueanos de la zona.
Brotarán finalmente las más reconocidas: en primer lugar las Termas de Villavil, enmarcadas en un bello panorama y con temperaturas oscilantes entre los 62º y los 64º; y un kilómetro más allá, las Termas de Los Nacimientos, surgentes entre la divina apariencia de los cerros rojizos a una temperatura variante entre los 37º y los 39º. Ambas son especialmente recomendadas para enfermedades del aparato digestivo, hígado, reumatismo, piel, paludismo y anemia.