Una de las reliquias de los alrededores de Cafayate es el Molino jesuítico de 350 años, el cual aún se encuentra en funcionamiento.
La estructura del molino está formada por dos piedras circulares de un metro de diámetro cada una. Una es fija y la otra móvil. Tiene además una estructura de hierro, que antes era de madera, y que está debajo de las dos rocas. Esta paleta se mueve con la presión del agua canalizada en pircas de piedra. El líquido cae y golpea contra la paleta y se produce el movimiento de la piedra móvil. Puede moler hasta 200 kilos de sémola, polenta o harina de maíz por vez.
Se lo encuentra a seis kilómetros del pueblo más célebre de los Valles Calchaquíes.
