Extendida sobre la zona sur y oeste de la isla, la reserva natural aparece en una planicie baja, constituida por cañadas y esteros, y cubierta por frondosos montes en los que es frecuente toparse con enormes ejemplares de laurel, timbó, aliso, sauce, lapacho, ingá, ceibo, guayaibí, palo lanza y, sobre todo, palmeras.
En cuanto a la fauna, los visitantes no tardan en encontrarse con el rey del lugar: el mono carayá, también llamado aullador. Otras distinguidas habitantes del lugar, aunque menos amigables, son las víboras constrictoras.
En los humedales, zonas de lagunas, bañados y camalotales, hay carpinchos, zorros aguará, yacarés, garzas y biguáes, que entretienen las miradas de los turistas que llegan hasta estas distancias en busca del contacto pleno con la naturaleza.