El mar se desplaza tranquilamente acariciando las costas con su espuma blanca; el cielo con un intenso azul se refleja en las cristalinas aguas; la tranquilidad parece haber erigido su morada en este lugar; sensaciones indescriptibles que invaden sin pedir permiso son la primera impresión del visitante de Marisol.
Extensas y anchas playas, con arenas blancas que al alejarse de la costa se combinan con algún toque de verde, invitan a disfrutar del sol y las actividades al aire libre. Las caminatas son ideales para recorrerlas durante la mañana aprovechando la extrema serenidad que las envuelve; las cabalgatas permiten descubrir rincones y postales más alejadas.