Es un lago artificial originado junto a la construcción del dique homónimo, y es un claro ejemplo de las maravillas que la bienintencionada intervención del hombre puede provocar en la naturaleza. Su paisaje árido, de característica lunar, contrasta con el turquesa de sus aguas, y bien puesto tiene su nombre ya que en su entorno el viento obliga a esforzarse por mantenerse en pie.
Poseedor de un paisaje de mixturas indescriptibles es, además, un sitio propicio para el desarrollo de actividades náuticas y acuáticas, y se destaca por ser el mejor espacio del mundo para la práctica de windsurf.
Se ubica en el departamento Iglesia, a 180Km. de la ciudad de San Juan, por ruta 150.