Apareciendo en el medio de las postales mágicas que invaden la región de San Rafael, el Dique El Nihuil es una de las obras de ingeniería emplazadas a lo largo del Río Atuel para controlar la fuerza con la que este curso de agua desciende de las montañas, generar energía hidroeléctrica, y a su vez incrementar el aprovechamiento del vital líquido para fines tan importantes como el riego. Debido a su belleza y características, se ha transformado también en un convocante atractivo para los turistas que visitan estas latitudes mendocinas.
El Dique sorprende con su murallón de 325 metros de longitud, con una altura máxima de 26 metros, que fue construido en hormigón durante la década de 1940. Esta inmensa pared se interpuso en el curso del río para formar un majestuoso lago de 9600 hectáreas: este escenario acuático fascinante regala un color azul intenso que contrasta con los tonos amarronados del relieve y el verde de la vegetación que la rodea.
En la margen izquierda del dique se encuentran la obra de toma: su fin es dirigir el caudal hacía la central hidroeléctrica Nihuil I, y lo hace mediante un túnel de siete kilómetros de largo excavado en la roca, que posee cuatro turbinas de eje vertical. De esta manera se aprovecha la fuerza del agua para producir energía.
Para disfrutar de los paisajes que se conformaron al desarrollar este proyecto, las propuestas son variadas: disciplinas como el windsurf; esquí acuático; rafting; y la pesca deportiva convocan a quienes gusten de inmiscuirse en el ambiente lacustre; jornadas de camping y playa esperan a los visitantes más tranquilos; y excursiones hacía el famoso Cañón del Atuel, son sólo algunas de las opciones.