Muy cerca de la ciudad de Santa Ana se erige la
Reducción Jesuítica de Santa Ana, entre los frondosos verdes que la región sabe exponer. La particularidad de estas ruinas es su excelente estado de conservación.
Los vestigios de su arquitectura aún permiten reconocer los restos que formaran el núcleo central: plaza, iglesia, cabildo y cementerio; pero además posibilita admirar los que dieran origen a estanques, puentes y cisternas. Para conocer la forma de vida que compartieron los jesuitas y aborígenes, el
Centro de Interpretación es una de las mejores opciones de este viaje en el tiempo.