La localidad más boreal de la Argentina, esa es
Santa Catalina. Ubicada al norte de la Provincia de Jujuy,
a 63 kilómetros de La Quiaca, entre los paisajes impactantes de la puna, este pueblito que supiera crecer con la actividad minera de la región invita a descubrir el espíritu inconfundible del norte argentino.
Montañas que se elevan casi hasta los cuatro mil metros impactan a todos los visitantes con su majestuosidad y sus relucientes tonos rojizos. Entre ellas, aparece un puñado de casitas recorridas por calles estrechas y empedradas que disfrutan de una tranquilidad envidiable.
El paseo por este pequeño rincón sorprende con una
Iglesia que data del siglo XVII. Un tono blanquecino la pinta mientras su torre se eleva sobre la puerta principal dividida en dos pisos que culminan en un campanario. Los altares originales fueron reemplazados debido a su frágil estado de conservación, el resto del edificio se encuentra ostentado el estilo colonial que le dio vida.
Muy cerca se encuentra la antigua Casona de la familia Saravia, otra obra arquitectónica digna de admirar. Para completar el recorrido se puede visitar el
Museo Regional Epifanio Saravia con sus maravillosas colecciones.
Costumbres y tradiciones; fiestas populares; gente cordial y ese aire jujeño inconfundible prometen experiencias inolvidables casi en la frontera con Bolivia.