Extendiéndose sobre todo el tacón del zapato dibujado por el territorio de Jujuy, la Puna ostenta sus desolados, espectaculares, y sobre todo diferenciales paisajes: inmaculadas salinas, estepas, planicies altiplánicas, lagunas rodeadas por montañas, y hasta oasis que matizan con su diversidad biológica la monotonía del paisaje de este desierto de altura.
Entre sus atractivos excepcionales vale nombrar la Reserva de Biósfera Laguna de Pozuelos; la incomparable y desafiante Cuesta de Lipán; la inmensa y deslumbrante Salinas Grandes.
El circuito de la Puna se compone de numerosos parajes rústicos y casi despoblados, cuya belleza reside en la simplicidad, el respeto por el pasado y la tranquilidad.
A continuación, algunos de los principales representantes.
Destacado como uno de los pueblos más antiguos de la Puna, Susques es el imperdible del circuito. Con unas pocas cuadras, demasiada serenidad y una antiquísima iglesia realizada íntegramente en piedra, barro y adobe, y ambientada con pinturas cuzqueñas, este poblado se ha instituido casi como un monumento de la región.
Se encuentra en una vasta hoyada, a 3700msnm, en la confluencia de los ríos Pastos Chicos y Susques al formar el río de las Burras, en el extremo norte de la Sierra de los Cobres.
Quienes lleguen hasta aquí encontrarán hospedaje y comedor dispuestos para la estadía tranquila y confortable del visitante.
Susques es, además, paso obligado en el viaje a Chile por el Paso Internacional de Jama
Se ubica en el taco del zapato dibujado por el territorio provincial, en el cruce de Ruta Nacional Nº 52 y Ruta Provincial Nº 74.
Tradicional y antiquísimo pueblito situado a 3500 msnm en el oeste de la provincia de Jujuy.
Casabindo agrupa un puñado de construcciones de adobe, entre las que sobresale una iglesia montada en 1772 con piedra canteada y acreedora del posicionamiento como Catedral de la Puna.
Es en este templo, en su patio rodeado por un muro, donde se realiza cada 15 de agosto el Toreo de la Vincha, una corrida de toros que viste de fiesta al poblado en conmemoración de la Asunción de la Santísima Virgen María, Patrona del lugar. En la ocasión, el animal no es sacrificado, sino que la hazaña consiste en quitarle una vincha con monedas de plata.
Se ubica 55Kms. al sur de Abra Pampa.
Leyendas, magia y misterio dominan la agreste geografía de Abra Pampa, categorizada como la “Siberia Argentina”.
Punto de partida hacia las más interesantes excursiones por la región, y de encantadora apariencia, esta localidad jujeña se arroga la calificación como Capital de la Puna, y se asegura una gran afluencia.
Es interesante observar en este lugar el mercado-feria con el típico colorido del altiplano, así como pueden visitarse establecimientos donde se domestican llamas y se las cría a los efectos de la comercialización de su lana.
Al noroeste de su territorio se aprecia el Cerro Totay, de 4.366 msnm.
Abra Pampa se ubica sobre la RN 9, entre La Quiaca y las Salinas Grandes.
En las tierras altas, el poblado de Cochinoca sufre la soledad de haber perdido su categorización como paraje más importante de la Puna.
Olvidado por el ferrocarril, y vacía sus minas de oro, Cochinoca fue quedándose sin población, pero no sin atractivos.
Cautiva aún desde su emplazamiento la capilla de Santa Bárbara, típica edificación religiosa del noroeste, encomendada a la Protectora de los rayos y las tormentas que cada tanto se desatan con furia en la zona.
Se lo encuentra en un desvío del camino, sobre RP 71, al oeste de Abra Pampa.
Calles empedradas, casas de adobe y techos de paja dibujan la postal representativa del somnoliento y perdido pueblito de Rinconada, en algún tiempo transitado paraje jujeño por su riqueza en metal dorado.
Silencio y soledad es lo que develan hoy sus calles, y por allí, un insólito balón permite fugarse al pasado descubriendo bajo el pueblo los socavones de las viejas minas.
Casi ignorando su presente desolado, frente a la plaza, Rinconada conserva en sus rasgos altivo al antiguo cabildo, así como conserva el nombre de “Confín Aurífero de la Patria”, aunque todo ello haya quedado en el olvido.
Persiste al sur de Santa Catalina, en cercanías a la Laguna de Pozuelos.
Cobre de Virtudes y Tradiciones, Santa Catalina transfiere la atención del paisaje recio y silencioso, al particular encanto de su antigua iglesia, la cual guarda el arte de la imaginería colonial.
Tradicional pueblo minero, de costumbres sencillas y gran cordialidad, en el territorio de Santa Catalina puede admirarse la colección del Museo Regional Epifanio Saravia, si es de reconocimiento cultural que se trata; y puede contemplarse el Río Catalina, si la pasión por la naturaleza es lo que impulsa la visita.
Con una ubicación casi lindante con Bolivia, constituye el Punto Extremo Norte de Argentina, y posee una destacable particularidad: el día 21 de junio, la luz solar dura más que en cualquier otro punto del territorio continental (10 horas 45 minutos), y el 21 de diciembre es el más breve en iluminación solar (13 horas 25 minutos).
Se alza al noroeste de La Quiaca, por Ruta Provincial Nº 76.
Al límite con Bolivia se alza La Quiaca, vestida con colores vivos, y habitada por coyas, etnia heredera de los habitantes originarios del noroeste. Esta localidad del norte de Jujuy, Argentina, preparada con todos los servicios necesarios para la comodidad del visitante, ha obtenido la categorización como principal centro urbano de la región, y recibe durante todo el año la afluencia de turistas de las más diversas procedencias.
Verde mancha en la aridez de la Puna, Yavi conserva la particularidad de poseer pintorescas casitas de adobe, con techos de caña, barro y paja, pensados para soportar las heladas noches puneñas. La desolación de esta escena rústica se profundiza ante la escasa población que resiste en el pueblo. No obstante, su atractivo se alimenta de esto.
Hacia el norte y hacia el sur del poblado, los yacimientos arqueológicos recuerdan el remoto pasado de esta tierra habitada desde hace más de dos mil años.
En Yavi es interesante visitar la Capilla de San Francisco, la Casa del Marqués, la Laguna Colorada, Yavi Viejo y el Museo de Antigales.
Se sitúa al este de La Quiaca.
Impactante desde el camino que conduce a ella, Iruya aparece perdida entre las montañas de Salta y casi desconectada del resto del territorio. Una insólita variedad de colores alucina la mirada a lo largo de todo el recorrido de acceso, haciendo de perfecto preludio a esta ciudad enajenante erigida en una especie de espoleo montañoso.