Enclavada entre montañas de la cadena del Aconquija, y dueña de un clima ideal, esta pintoresca población de antigua posesión jesuítica, se ha transformado con el tiempo en una exclusiva villa de veraneo.
Estas tierras mantienen en reserva los restos más valiosos de la brava cultura Calchaquí. Recorrer estas ruinas de piedra y oír entre sus muros la historia que contienen, es una experiencia para quienes visiten Tucumán.
Expresa toda la cultura de los pueblos milenarios que habitaron el Valle Calchaquí. Terrazas, desniveles, esculturas, grafías, cardones, y piedras, le dan vida a este espacio que es una obra del artista Héctor Cruz.
Portal de ingreso al norte argentino, el circuito del Valle Calchaquí conduce al turista embelesado por sitios de relevancia histórica, ruinas indígenas, yacimientos arqueológicos, y mucho más.
Enormes manchones verdes de la llanura y la serranía selvática dibujan el paisaje, una ruta cuyo trayecto se cierra en sí mismo, enlaza villas de gran belleza y espíritu aventurero.