Propio de la región patagónica, la provincia de Santa Cruz encuentra en su interior un portal hacia el pasado más remoto de la vida sobre la tierra. Fantástico, cautivante y misterioso, un bosque de coníferas mutadas en piedra seduce desde su lugar en cercanías a Jaramillo despertando el interés de la paleontología y de los apasionados por el ayer y sus seres.
El Bosque Petrificado yace silencioso al noreste de la provincia de Santa Cruz, en el Departamento Puerto Deseado, siendo Jaramillo la población más cercana. Abarca en la actualidad unas 13.700 hectáreas y constituye un atractivo turístico por excelencia. Es que si de retroceder en el tiempo se trata, nada más apasionante que llegarse hasta el bosque de araucarias petrificadas, una prueba irrefutable del pasado cálido, húmedo y frondoso de la Patagonia, ante el presente árido y frío.
Declarado Monumento Natural, este espacio patagónico preserva dentro de sus límites ejemplares arbóreos sometidos a antiquísimos procesos de petrificación, así como también otros tipos de fósiles que han aportado a su conversión en eje de atracción antropológica, geológica y paleontológica. Restos de vértebras y huesos de posibles animales prehistóricos que aún no han sido analizados e identificados, suman misterio e intriga a este apasionante atractivo patagónico, de visita inomitible.
Un sendero peatonal recorre 2.mil metros a lo largo de los cuales la vista puede deslumbrarse con gigantes araucarias de hasta 70 metros de alto, pero caídas hace cientos de millones de años, y petrificadas por acción de agentes naturales cuando ya contaban con mil años de edad.