A sólo 25 kilómetros de San Miguel de Tucumán, el Cerro San Javier se alza entre el verde de las yungas y bosques que dominan esta región del norte argentino. Su altura máxima llega a los 1876 msnm, en la cumbre del Taficillo, transformándolo en un excelente punto para obtener las mejores vistas panorámicas de la ciudad y los diversos paisajes naturales que lo rodean.
Su relieve agreste e imponente resulta el escenario ideal para los amantes de la aventura y la adrenalina: el visitante podrá recorrer estas latitudes disfrutando del Trekking; compartiendo una Cabalgata con amigos; viviendo una experiencia única de Mountain Bike, o lanzándose a descubrir las postales autóctonas a través del Senderismo. Pero esto no es todo, se suman a esta nutrida cartelera los vuelos en parapente o aladelta para poder admirar este rincón tucumano en toda su expresión.
Y hay más para quienes lleguen a la cima: el descomunal Cristo Bendicente se eleva por 28 metros para regalar una escultura única, obra del artista local Juan Carlos Iramain, que es sin duda uno de los tesoros más preciados de la región. Existe en el lugar un Centro de Interpretación en el que se puede observar todo el proceso de creación de la obra.
En la cumbre las sorpresas continúan: allí también se encuentra una paradisíaca Villa veraniega, que toma el nombre del cerro, y espera la llegada de los turistas con todos los servicios necesarios para una agradable estadía. Hoteles, posadas, y hostels se alzan en estas alturas para garantizar unas vacaciones inolvidables.
Las alternativas no se agotan con facilidad en las Sierras de San Javier, su naturaleza versátil es una invitación irrechazable a disfrutar también de excursiones que se abren camino entre la vegetación intensa de la selva; que invitan a encontrarse con vestigios del pasado; o que simplemente regalan la belleza atrapante de estas tierras norteñas.
