En el centro de la provincia y encumbrada como su capital, se alza San Miguel de Tucumán, múltiple e histórica, esperando el arribo de miles de turistas. Los paisajes más variados y once microclimas circundantes, hacen de ésta una ciudad donde todas las preferencias encuentran su realización. Montañas, llanuras, montes, selvas, y hasta desiertos componen a San Miguel, un lugar dónde el turismo se desarrolla en todas y cada una de sus estaciones.
Imagen - Argentinaturismo.com.ar
Reconocido como “El Jardín de la República”, San Miguel de Tucumán actúa a modo de fusión entre el pasado y el presente. Aquí, la colonial urbe llana y baja, convive con un ágil crecimiento que moderniza a la ciudad, mientras ésta se empeña en atesorar rasgos de rica cultura en cada una de sus calles, plazas, casonas de antiguas líneas y museos.
La Plaza Independencia y la Casa de Tucumán, símbolos clásicos de la provincia, inauguran el circuito histórico y cultural, que puede extenderse luego hacia iglesias, conventos, museos y tantos otros espacios rememorantes. Así, el contenido histórico de San Miguel aparece como uno de sus mayores atractivos sin agotar la propuesta, ya que sus heterogéneos paisajes, sus comodidades y su diversidad de climas, lo hacen también propicio para el turismo activo en increíbles espacios naturales.
Imagen - Argentinaturismo.com.ar
Una intensa noche, manifestada en discotecas, restaurantes, casino, teatros, cines, atraen a la juventud hacia este destino turístico, cuyas alternativas parecieran no agotarse jamás, porque cada rincón de San Miguel de Tucumán es una huella por la que vale la pena pasar.
Danzas tradicionales, zambas, festivales, comidas típicas, perfeccionan la estadía con alegría y diversión cultural. Esto es San Miguel de Tucumán, un lugar del que siempre queda algo más por decir, y que siempre es grato visitar.