Seductora villa de montaña, Uspallata aparece enclavada en un bolsón longitudinal en el Valle de su mismo nombre, hacia el noroeste de la ciudad de Mendoza y en cercanías al imponente Aconcagua. Bañada por las aguas del Río Mendoza, y los arroyos San Alberto y Uspallata, exhibe su atractiva vegetación albergando al turismo con la característica calidez cuyana.
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Uspallata es una zona de amplias calles plenas de alamedas que, a la vez, brindan sombra durante los paseos diurnos, y embellecen el paisaje con sus formaciones y sus verdes. Serena, aunque potencialmente recreativa, esta villa mendocina invita a deleitarse con la tranquilidad y seguridad de su territorio, así como a desafiar el terreno montañoso en la práctica de aventuradas actividades.
Ruta obligada para quienes se dirigen hacia el vecino país de Chile, así como parada previa ineludible para aquellos osados que deciden enfrentar al majestuoso Cerro Aconcagua, Uspallata recibe visitantes permanentemente optimizando sus servicios y comodidades, y acondicionando su área de influencia con carteleras turísticas para todos los gustos y edades.
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Más atractivos del Valle de Uspallata
El Valle de Uspallata dispara atractivos y alternativas turísticas hacia todos los puntos cardinales. Turismo cultural y de aventura, esta villa enclavada en la Cordillera fue un importante eje de la gesta libertadora del Ejército de Los Andes, siendo en la actualidad un distinguido centro vacacional que incluye en su propuesta un apasionante recorrido por las Rutas Sanmartinianas.
Petroglifos en el Cerro Tunduqueral; araucarias petrificadas en el Bosque de Darwin; Bóvedas de barro de fines del Siglo XVIII a pocas cuadras del centro; un puente colonial de piedra sobre el Río Picheuta; la reserva natural Villavicencio; el fascinante Cerro 7 Colores; la villa fronteriza Las Cuevas, y el distinguidísimo monumento conocido como Cristo Redentor, constituyen parte de la oferta de espacios del Valle de Uspallata.
Es imperioso destacar como atractivos accesibles desde Uspallata, los Penitentes, una extraña formación rocosa que preludia la majestuosidad del Centro de Esquí que lleva su nombre; el Puente del Inca, poseedor de una estructura formidable, aguas termales y estalactitas; y el soberbio y retador Cerro Aconcagua, la montaña más alta de América y objetivo acertado de experimentados andinistas de todo el mundo.