Grandes historias se han tejido a lo largo del tiempo en la pintoresca extensión de la actual Plaza Belgrano. Antigua propiedad de Ana de Matos, una vez convertida en espacio recreativo pasó a reconocérsela bajo el nombre de Plaza Real por una simple razón: el Camino Real hacia el Alto Perú que atravesaba la ciudad. Más tarde fue llamada Plaza de la Justicia, porque era en su predio donde los presos recibían su pena. Finalmente, un monumento alzado en honor al General, le merecería la denominación de Plaza Belgrano con la que hoy la conocemos.
Escenario de todos los actos públicos y oficiales, espacio de celebración de las Fiestas Patronales, lugar considerado ideal para las corridas de toros, y tablero de exposición de vendedores ambulantes, esta plaza ha sido desde su nacimiento un centro de reunión y entretenimiento. Por si fuera poco, aparece en Luján como plataforma de ingreso al majestuoso templo permanentemente visitado por personas de distintas procedencias.