Poseedora de una imponente geografía característicamente trazada con paisajes diferenciados entre sí -cientos de kilómetros de playas, un amplio delta de enmarañada vegetación, dos sistemas serranos que quiebran el horizonte, lagunas y ríos en toda su extensión-, la provincia de Buenos Aires constituye un espléndido suelo para el desenlace del turismo aventura.
Imagen - Gentileza de la Secretaría de Turismo de Buenos Aires
Impensable en la movida urbana propia de Buenos Aires, a pocos kilómetros del ritmo vertiginoso, el riesgo y la serenidad se entrelazan en una extraña confluencia. Por tierra, por agua y por aire, cada actividad encontrará en su específico sitio de desarrollo un marco deslumbrante capaz de profundizar la sensación de adrenalina.
Windsurf, remo, canotaje, jet sky, motonáutica y otros tantos deportes acuáticos hacen a la propuesta de las ciudades de la Costa Atlántica y también del Delta del Paraná, diferenciándose las experiencias y paisajes por tratarse de escenarios marítimos en el primer caso, y fluviales y lacunarios en el segundo.
Imagen - Gentileza de la Secretaría de Turismo de Buenos Aires
Vuelos de bautismo en parapente y aladelta en localidades como San Pedro y Balcarce, incorporándose a la alternativa apasionantes saltos tándem en ciudades como Mar del Plata y Tandil. Magníficos descensos en paracaídas en Lobos, Capital Nacional del Paracaidismo, y también en Pinamar, donde otra cautivante opción la constituye la práctica de sandboard en las cumbres de arena.
Senderismo, escalada, Canopy, rappel y tirolesa integran los programas activos de las serranas Villa Ventana, Tornquist y Olavarría, entre otras, tornando ineludible la decisión de enfrentar los miedos.
Trekking, cabalgatas, circuitos de mountain bike acompañan la cartelera de aventura de todas las ciudades, ofreciendo diferentes niveles de dificultad, y permitiendo el disfrute en familia de la sensación de riesgo.