Donada a la Compañía de Jesús en 1643 por Don Alonso Nieto de Herrera. Los Jesuitas desarrollarían allí un sorprendente emprendimiento productivo dedicado a la rama textil, ganadera y agropecuaria.
Por el año 1659, la estancia dejaría atrás su humilde construcción de adobe para ostentar su renovada edificación de cal y piedra, la que se convertiría en una joya de la arquitectura barroca naciente.
Tras la expulsión de la Orden, en 1810 toma posesión de las tierras Santiago de Liniers, antiguo Virrey del Río de la Plata. Diez años más tarde, Juan Manuel Solares compra y lotea las tierras de las inmediaciones dando nacimiento a la ciudad de Alta Gracia.
El lugar sería declarado Monumento Histórico Nacional en 1941, pero recién en 1971 las tareas de restauración permitirían su inauguración como Museo Nacional. En el año 2000, la UNESCO la elevaría en condición de Patrimonio de la Humanidad.
Se emplaza sobre Av. del Tajamar esq. Solares, en pleno centro de Alta Gracia.