Diferenciándose del resto de los poblados de la Costa Riojana, Anillaco luce sus calles asfaltadas, sus elegantes casonas, una hostería y un hotel. A la vera del camino de entrada, plantaciones de vid, olivo y frutales preludian las delicias artesanales que el visitante podrá degustar y adquirir en el pueblo: vinos exquisitos; variedad de dulces de membrillo, tomate y zapallo; alfajores de miel de caña; nueces confitadas; aceitunas; cebollitas en aceite; higos verdes en almíbar.
Entre sus atractivos destaca la majestuosa Iglesia de San Antonio, pero además, este paraje riojano es el camino conductor hacia el Señor de las Peñas, una formación natural que semeja el perfil de Jesucristo. Allí se concentran durante Semana Santa multitudes de fieles para rendirle homenaje.
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