La ciudad de Tilcara es dueña de una cultura apasionante que enamora a sus visitantes y los hace regresar. Para encontrarse con algunas de sus manifestaciones uno de los paseos obligados es la Feria Artesanal permanente de la Plaza Coronel Manuel Álvarez Prado. Allí, sobre las anchas veredas y bajo grandes árboles, los puestos se van sucediendo para hacer florecer un estallido de colores provocados por la diversidad de productos regionales que se exponen.
Los tejidos son sin duda uno de los tesoros más buscados por los turistas: con una combinación de tonalidades que remite al relieve norteño, se pueden encontrar mantas; ponchos; bolsos; buzos; gorras, carteras; y bufandas que dan muestra de la perfecta técnica manual de las tejedoras norteñas.
La alfarería es otra de las actividades artesanales que se lleva todas las miradas: dedicación y habilidad se ponen en juego a la hora de trabajar el barro que se recolecta en la montaña. El resultado puede variar entre vasijas; platos; cacharros; cuencos; tazas; y múltiples adornos, de cerámica negra o roja.
Y para los amantes de los metales, la orfebrería de estas tierras promete no defraudar a sus admiradores: ofreciendo mates, utensilios de cocina, y dijes de todo tipo, resulta imposible no regocijarse con la finísima filigrana de plata en las joyas.
Esto no es todo, hay más: la madera es otra de las materias primas que la naturaleza le regaló a esta comunidad para que la trabaje y transforme en llamativas obras de arte; el cuero se suma para ampliar aún más la cartelera, junto a la labor de la cestería y la fabricación de instrumentos musicales autóctonos.
Una propuesta imperdible; un lugar ideal para encontrar recuerdos; una manera única de mimetizarse con la población, estas serían tres definiciones acertadas para la atrapante Feria Artesanal de Tilcara.