Con una apariencia típica de los pueblos del noroeste, aunque semejante en algún punto a las casitas de los cuentos de fantasía, la Iglesia de San Pedro se alza en territorio de Fiambalá desde el año 1770, momento en que fue levantada con tradicionales técnicas constructivas por el Capitán Carrizo.
Punto final o de partida de la excursión que recorre la Ruta del Adobe, esta iglesia resguarda en su interior una antigua imagen del Santo Patrono así como una colección de pinturas cuzqueñas. Sus formas responden al estilo de templo del noroeste colonial, con una larga y angosta nave, y un coro de madera abierto en el balcón hacia el interior. En su ala derecha, una llamativa campana se ocupa de advertir los horarios de misa.
Se halla emplazada en un cuidado parque, a la vera de la Ruta Nacional Nº 60, sobre la entrada de Fiambalá.